Amanece,
Su luz nos invade, irremediable
De que sirve tener luz
De petalos cálidos y envolventes
De despliegues incandescentes.
De que sirve a los pobres
Aquellos envueltos regalos
Que significa navidad,
Hasta que llegue el frío,
La paz.
Anochece,
Y es la noche fría y aletargada
Sumida en oscuro y pendencioso plan
De acabar hundido,
Fundido,
En las auras de la blanca luz.
Y al hundirnos,
Cambiamos las máscaras
Y aparece la del solidario,
De que sirve,
Si a cada rato del asfalto negro y sordido,
Carente de conciencias,
Aparecen y se reproducen.
Basta,
Ahora, es el momento
De respuestas,
Al dolor de un pueblo.
En el llanto del niño,
Esbozamos la necesidad básica
De un contacto reflejo de acercarnos,
Aislar las pesadillas.
Es el momento del canto nuevo,
no preguntemos si acaso sirve,
dejémoslo pertenecer
a tan solo un poco
de nosotros
y podremos vivir,
tal vez,
desenmascarados.
Sí, desenmascarados, pero con conciencia y grave seriedad.
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