sábado, 6 de noviembre de 2010

Han vuelto nos preguntamos?

Han volvido nos respondemos,

Los que están…

No merecen la gloria

De la perfección del verbo conugado!

 

Perduran el sol,

Mis lágrimas,

Tu ausencia de cada día,

La noche siniestra,

Que oculta tu ausencia,

en sudores extraños,

en bocas que no conozco

y en besos que no siento.


 

Perdura el filo del acero,

Que corta mis estropajos,

Que hiere y clava

Todo en mi.


 

Y entre el brillo del acero,

Y El filo de su deseo,

Te corto,

te canto,

Te parto,

Te lloro

Te tengo,

Te dejo,

Recojo mis escombros

Y perduro…

Perduro en agonías,

En la ilusión que me trae el algún dia

En esa esperanza,

Que ya no quiero destruir,

Y es tan solo mia!

Repiten mis pensamientos,

La incógnita del amor,

El acertijo de no amarte

El laberinto del escape

La duda del tal vez

Buco palabras,

Invento caricias,

Te sufro sin sentirte

Te lloro en alegría,

Te canto en mis penas,

Y en el instante final,

Imploro amarte,

Con ruego y esmero

Construyo mi alma

con tu nombre

Y vuelvo a caer

Vuelvo al desespero

Vuelvo y retorno

Y aún no consigo amarte,

No consigo soñarte,

Pero tampoco

Quisiera olvidarte!

Tu ausencia,

El rostro de la eternidad,

Es implante de espadas,

De filosos dolores,

De brillosas ausencias

De llorosas empuñaduras,

De cubículos de encierro,

De susurrantes torturas,

De prisiones cercanas,

De promesas altas y

Tierra firme.

Tu ausencia,

El estandarte pleno

Y perfecto

De mi libertad!

Par-lamento

Veanlos!


 

Esconden las manos,

No las levantan,

Sus victorias la cantan,

A escondidas en un banco,

Condecoran sus renglones,

Injusticias y turbia sangre,

Cuando menos un llanto,

Cuando menos un canto.


 

Son tejido de varias lanas,

Y de la misma majada,

De aquella que escapó impune,

Y que compró nuestras almas.


 

Sus víctimas,

en terapia demencial,

En regocijo de esclavos,

Aclaman en alto,

Y el aroma del muerto

Confunde su espanto.


 

El hedor en pleno es multitud

Allá van los asesinos

Con nuestro sueldo,

Disfrutan impunes

Un sistema perverso.


 

Y en terapia de víctimas,

Se planea borrarlos,

Como engendros enajenados

Jamás podrán ser desaparecidos.


 

Y entre los horrores y los errores,

El hedor mortal,

Levanta las manos y aclama!

En grito frenético,

El nombre del epitafio!