sábado, 6 de noviembre de 2010

Par-lamento

Veanlos!


 

Esconden las manos,

No las levantan,

Sus victorias la cantan,

A escondidas en un banco,

Condecoran sus renglones,

Injusticias y turbia sangre,

Cuando menos un llanto,

Cuando menos un canto.


 

Son tejido de varias lanas,

Y de la misma majada,

De aquella que escapó impune,

Y que compró nuestras almas.


 

Sus víctimas,

en terapia demencial,

En regocijo de esclavos,

Aclaman en alto,

Y el aroma del muerto

Confunde su espanto.


 

El hedor en pleno es multitud

Allá van los asesinos

Con nuestro sueldo,

Disfrutan impunes

Un sistema perverso.


 

Y en terapia de víctimas,

Se planea borrarlos,

Como engendros enajenados

Jamás podrán ser desaparecidos.


 

Y entre los horrores y los errores,

El hedor mortal,

Levanta las manos y aclama!

En grito frenético,

El nombre del epitafio!

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