Cuanto daríamos en
Un solo instante de unísono albedrío,
Cuanto reflejamos de sonido
Para extrapolar consientes
Un sinnúmero de sensaciones
Acabados transeúntes,
Hamacados en armonía
Ancestral de peligrosos
Letargos compartidos.
Cuanto cuesta aquello que
A nosotros nos cuesta la risa
la palabra precisa,
y un espacio permitido
para el único lamento.
Cuanto somos entonces,
Si al mirar convertidos
Nuestras perplejas manos se abren
Fluyen el canto, la magia
Mientras...
acurrucadas semillas
Germinan el espacio
Etéreo y compartido
De nuestra sola existencia.
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