lunes, 26 de octubre de 2009

Cuanto cuesta un poco de las migajas acostumbradas de olvido?

Cuanto cuesta el dolor punzante de la cruel letanía?

Cuanto duele el abismo infinito de la mendicidad?

Cuanto nos alejamos en palabrerío inútil?

Cuanta soledad es la que compartimos?

Cuantas lágrimas ya salieron de nosotros?

Como es la tarde en este letargo de agonías?

Cuantos, cuanto, como, acaso simples interrogantes

o tal vez aquel sinónimo simbólico de lo que cantamos

en este presente rebosante de hipocresía.

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