miércoles, 22 de julio de 2009

La Verdad

Cuando muera...

No olvides regar mis plantas,

De cuidar todos mis hijos,

De lavar mi ropa y lustrar mis zapatos,

De asistir al culto,

Vístete de negro, para perpetuar mi entorno

No rías, no llores,

Muestra la angustia apesadumbrada,

Cabalga en aquel retoño de dolor,

Junta tus manos y ora por mi alma,

No cantes, que el silencio sea tu única plegaria,

Cada día de mi muerte

Prende tantas velas como estrellas,

Camina lento y desganada,

Que se note el peso de mi ausencia,

Regresa a cada rato a verme,

Visítame cada Domingo,

Tráeme flores, y que tu rosario

Sea cadencioso como mi letargo,

No te permitas ecos, ni repeticiones,

Se simplemente auténtica,

Que después, solo después,

Cuando estés sola, únicamente tuya,

en tus cuatro paredes,

Contando tus miserias,

Solo ahí,

Quítate la máscara y ríe, baila y canta,

Gira toda en ti,

Cabellera gitana de fuego,

Desnúdate, estalla en carcajadas

Y repite mil veces,

Por fin has muerto¡

2 comentarios:

  1. me parecio espectacular, pero el final, aunque musicalmente armonioso, sorprende de horror, no parece imposible. Los poetas usualmente tienen estos vaivenes y tienden a andar en extremos y en contrarios. Pobre tu familia profe!! si es que te referís a ellos, o a ella!... No se te puede creer... Ya te vi con ellos y ustedes son pura armonía, nambre na. Ups!

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  2. disculpe Profe, soy amiga de tu alumna, me encanta esto, tiene una magia total, pero en serio que el latigazo final lo deja a uno atónito.

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